No rechazo de lo que es uno mismo

El concepto de «no rechazo de lo que uno es» forma parte de la perspectiva de la no dualidad, una filosofía presente en tradiciones espirituales como el Advaita Vedanta, el budismo o el taoísmo. Aquí hay una explicación detallada:

“No hay rechazo de lo que es uno mismo”

Esta frase refleja un aspecto fundamental de la no dualidad:

  • Todo lo que vivimos o experimentamos es parte de esta única realidad.
  • Negar una parte de ti mismo (pensamientos, emociones, aspectos de tu identidad) es mantener la ilusión de separación.
  • Al acoger todo lo que es, sin juzgar ni rechazar, nos alineamos con la verdad de la no dualidad.

Aceptación radical

En lugar de luchar contra nuestros miedos, imperfecciones o emociones, esta visión nos anima a acoger todo, incluso lo que parece “negativo”. La idea no es identificarse con estos aspectos, sino reconocer que también son manifestaciones de la realidad única.

Ejemplo: Si sientes ira, la no dualidad no requiere que la reprimas o la niegues, sino que la acojas plenamente, viéndola como lo que es: una experiencia pasajera, sin separación entre «tú» y «ella».

Transformación a través de la hospitalidad

Al dejar de rechazar una parte de ti mismo o de la realidad:

  • La mente se vuelve más clara porque ya no resiste.
  • Alcanzamos una paz profunda, porque nos damos cuenta de que ya todo es perfecto dentro de nosotros.
  • La ilusión de separación (entre “yo” y “el mundo”, “el bien” y el “mal”) comienza a disiparse.

Una práctica concreta

Para encarnar este principio:

  • Observa tus pensamientos y emociones sin juzgar.
  • No rechaces nada de lo que surja. Pregúntese: «¿Puedo permitir que esta experiencia exista sin luchar contra ella?»
  • Mantente presente en todo lo que es, dejando de lado la idea de que algunas cosas deberían ser diferentes.

En resumen

“No rechazar lo que uno es” significa abrirse a la realidad tal como es, sin divisiones, aceptando que todo lo que aparece en la experiencia es parte integrante del todo indivisible. Esto conduce a una comprensión más profunda de la naturaleza de la existencia y de uno mismo.