Decir “Sí, absolutamente” es un acto de afirmación total, una respuesta incondicional a todo lo que sucede en la vida.
Fiosóficamente: Nietzsche, en su concepto de “amor fati” (amor al destino), nos invita a decir “sí” a la vida en su totalidad, incluidos sus dolores. Este “sí” no es una sumisión, sino una celebración.
Espiritualmente: Decir “sí” a menudo se describe como rendirse a la voluntad divina o a la sabiduría del universo. Desde esta perspectiva, todo lo que sucede tiene un significado profundo, incluso si no lo comprendemos inmediatamente.
En las relaciones: Decir “absolutamente sí” implica escuchar plenamente a los demás, estar abierto a sus perspectivas, incluso si difieren de las nuestras.